lunes, 5 de junio de 2017

Un homenaje a Carmen Martín Gaite

Convocatoria al acto de homenaje a Carmen Martín Gaite  en la Feria del Libro de Madrid (4/6/2017)

Un fragmento de "El cuento de nunca acabar" muy propio de ella
[Ed. Trieste, Madrid, 1983, página 348]
«Pretender al mismo tiempo entender y soñar: ahí está la condena de mis noches», escribió Carmen Martín Gaite en "El cuarto de atrás" (1978), una obra que la convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Literatura.

Esa y "Retahílas" (1974), todo un homenaje a la conversación 'a dos', son las que más emocionaron siempre a Gran Uribe desde que las leyó en su día allá por los años setenta, una época en la que uno leía muchísimo, sin prisa pero sin pausa.

Pero Carmen, fallecida en el año 2000, sigue muy viva en su recuerdo y en el de mucha gente, y a su memoria está contribuyendo mucho su hermana Ana, que ha convertido la casa familiar de El Boalo (al pie de Guadarrama) en una especie de museo a su memoria y a la generación de 1950.

Allí se dirigirá un servidor la próxima vez que vaya por "los madriles", ya que hoy no ha podido estar en el sentido homenaje que se le ha rendido hoy [ya ayer] en la Feria de Libro de Madrid.


[Pero, ojo al dato, no es en España donde es más estudiada, sino en EEUU. Allí Carmen Martín Gaite está representada en la mayoría de las listas de lecturas requeridas en todos los programas doctorales de las universidades estadounidenses. A día de hoy ha sobrepasado a todos los autores españoles de la época contemporánea, salvo uno: Camilo José Cela. Y la posición de Carmen Martín Gaite se acerca a la suya: Cela figura en el 90% de las listas y Martín Gaite en el 88%].



2 comentarios:

  1. Buena elección el párrafo sobre los apuntes. La excursión al pie del Guadarrama resulta atractiva. A ver si me reservo un rato cuando vaya por ahí. Gracias, G.U. MJ

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    1. ¡De nada!
      «¡Qué bien hablé con Fulano aquella tarde! ¿Pero de qué? ¿Y por dónde empezamos? Suele quedar, eso sí, el recuerdo de los lugares y es precisamente cuando se vuelve a pasar por allí...»

      ¡Fantástica, la Gaite! ¡Qué pena que se nos fuera tan pronto! Cuando paso por Salamanca (menos veces de las que quisiera) siempre encuentro un momento para pasar por la plaza de los Bandos, donde está la escultura con su boina y el enorme libro abierto. No es gran cosa, pero uno no puede evitar sentir cierta emoción.

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