martes, 5 de julio de 2016

Guardiola y su misión evangelizadora en Inglaterra

Acto de presentación de Guardiola como entrenador del Manchester City / [Reuters / granuribe50.blogspot.com.es]
Guardiola ha sido recibido en Manchester en olor de multitudes, en un fenómeno equiparable al de la entrada de Jesús de Nazaret en Jerusalén el Domingo de Ramos. Sin duda ha llegado a esa industrializada urbe con ánimo de evangelizar a esos tarugos ingleses, que la única técnica que conocen es la de la "patada a seguir" (up and under, en inglés), como se dice en rugby. Allí, para caer bien, ha emitido una futilidad impropia de un filósofo como él: su sueño siempre fue jugar en el Manchester City, nada menos. Del procés catalán todavía no les ha hablado, pero no inquietarse: todo se andará.
Veamos cómo nos lo cuentan los blogueros de DC:

 «El pobre Pep no pasa por sus mejores momentos. Su paso por el Bayern no ha respondido a las expectativas al no haber conseguido ninguna Champions. Además, va tomando fuerza la teoría de que su despedida, con la afición bávara cantándole el ¡Que viva España!, fue una venganza en toda regla.
Ahora, en su llegada al Manchester City, Guardiola se ha lucido con una mentira de esas que son para enmarcar. En esta ocasión ha caído en la ridícula y lamentable mentira en la que, de vez en cuando, cae algún que otro jugador con demasiadas ganas de ser querido y demasiado poco aprecio a la verdad.


One of my dreams was to play as a football player here. 
Now my dream has been fulfilled.
El fenómeno es conocido: el último fichaje estrella, al llegar a su nuevo equipo, afirma emocionado que desde pequeñito su sueño había sido jugar en ese equipo. Que su abuelito le compró la camiseta y su tío materno le llevaba al bar para ver los partidos del equipo del cual pasa a formar parte. 

En el 99% de los casos todos sabemos que siempre le ha importado un comino ese equipo, que si ha recalado en él es porque es donde más le pagan y que si su máximo rival hubiera pujado más se habría ido allí… para repetir la misma historia de que siempre quiso jugar en ese equipo.


Recordemos que Guardiola fue jugador del Barça durante toda la década de los 90. Y continúan los de DC:

»Ahora veamos cómo estaba el Manchester City durante esos años. Tras tres años peleando por no bajar a segunda, finalmente descendió en 1996. Su caída no se detuvo aquí, sino que en 1998 el City cayó al punto más bajo de su historia al descender a la tercera categoría del fútbol inglés. Tras un trabajado ascenso consecutivo, regresó a Primera División en 2000… para volver a descender el año siguiente, 2001, precisamente el año en que Guardiola dejaría el Barça para iniciar su aventura italiana».


4 comentarios:

  1. Que me perdone Guardiola, pero parece alopécico.

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  2. A semejanza de lo que ha ocurrido con el fenómeno de la globalización (todas las ciudades son iguales, los mismos guiris a mogollón, las mismas tiendas, Zaras hasta debajo de las piedras, etc.) el guardiolismo (y su secuela en la selección española de hace cinco años) ha tenido efectos nefastos: ha globalizado el fútbol, y eso es fácilmente perceptible en la Eurocopa de fútbol que se celebra (es un decir) estos días: pizarra, todas las selecciones aman el balón, nadie da pelotazos a lo que salga, etc., con lo que es difícil distinguir una selección de otra, salvo por el uniforme y el físico de sus futbolistas, que ahí sí que hay diferencias notables: los arios, los vikingos, los eslavos, los de ascendencia romana, los negros de Francia... Total, un rollo turco.

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  3. Pues sí, gracias al proceso de evangelización llevado a cabo por San Guardiola, ahora todos los equipos, incluso los tradicionalmente más tuercebotas, aman el balón, por lo que resulta difícil distinguir a unos de otros... Habrá que rescatar el "patada a seguir"...
    El Tapir

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  4. Ahí parece que se gasta un aire modernillo, con todo, genio y figura, asoma el cura rancio. Al menos, para mí.

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