domingo, 6 de septiembre de 2015

Los cañones del general Batet, de nuevo

La Barceloneta reclama a Colau que haga algo con los pisos turísticos

En la Barceloneta están hasta el gorro desde hace bastante tiempo —y con razón— con lo de los pisos turísticos, que han degradado el barrio hasta extremos insufribles. La llegada de Ada Colau a la alcaldía despertó esperanzas, pero...

Fotografía de Joan Puig
Un  manifestante carga el cañón dirigido al Palau de la Generalitat
Unas 200 personas se manifestaron ayer por la tarde desde la plaza de Catalunya hasta la de Sant Jaume para reclamar mano dura y eficacia en la detección y sanción de los muchos alojamientos irregulares que, según denuncian, siguen existiendo en el barrio marinero copado por el turismo masivo. Están enfadados también con la web Airbnb y por primera vez se vieron pancartas y se oyeron algunas proclamas en contra de Colau.
La marcha se hizo notar porque la encabezaban el tradicional cañón, símbolo de la Barceloneta, que lanzó varias decenas de fogonazos en forma de ruidosos petardos —especialmente los de la plaça de Sant Jaume—, y un hiperactivo y bien coordinado grupo de niños que percutían con buen ritmo sus tambores, además de numerosos 'perroflautas' (ojo al dato, Colau), todos ellos pertrechados con su correspondiente camiseta amarilla.


Los cañones del general Batet frente al Palau de la Generalitat (1934)
'Barcelona diu prou' dispara su cañón ante el Palau de la Generalitat
El episodio ante el Palau de la Generalitat tiene, como saben los seguidores del blog más informados, un precedente menos festivo en octubre de 1934, cuando el general Batet tomó la plaça de Sant Jaume provisto de dos cañones.

El general BatetEn efecto, el presidente de la Generalitat Luis Companys, líder por entonces de Esquerra Republicana de Cataluña, proclamaba en la noche del 6 al 7 de Octubre de 1.934 el Estat Català desde el balcón del Palau de la Generalitat. El gobierno republicano decretó el estado de guerra y mandó al general Domingo Batet para que sofocase la rebelión.
Los soldados apostaron dos piezas de artillería frente al edificio y, con ciento veinte efectivos, Batet (que moriría fusilado dos años después por orden de Franco) logró la rendición incondicional de los sublevados (varios centenares de mossos d´esquadra, policías y camisas verdes de Dencàs). Los cañones dispararon dieciséis proyectiles de carga hueca que fueron suficientes para acabar con el levantamiento. Se dice que parte de los dirigentes independentistas terminaron huyendo por las alcantarillas disfrazados de guardias civiles, aunque eso quizá sea una leyenda urbana.

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