lunes, 5 de mayo de 2014

La independencia que viene de lejos

Francesc de Carreras tiene una gran productividad sobre este asunto del procés soberanista de Cataluña. En su último artículo —muy recomendable— analiza la astuta estrategia seguida durante los últimos treinta años por el pujolismo para llegar a la situación en que nos encontramos ahora. Lo describe en cuatro puntos de los que seleccionamos aquí el tercero y el cuarto, aunque los dos primeros... deu n´hi do! No os los podéis perder tampoco.

Francesc de Carreras [...] En tercer lugar, se fue reescribiendo la historia hasta alcanzar un modelo adecuado a la nación soñada. En efecto, todo proceso de construcción nacional necesita una historia oficial única que fije los orígenes y el devenir de la nación, haciendo que esta, aunque cambiante en lo superficial, resulte inalterable en lo esencial, en las cuestiones de fondo. De ahí deben surgir la legitimidad histórica y el carácter nacional. Viejos maestros como Vicens Vives y Pierre Vilar, aunque su autoridad se invoque continuamente con todo el cinismo, han sido arrinconados incluso por sus discípulos más directos, para dar paso de nuevo a una historia romántica de Cataluña más basada en el sentimiento nacional que en los datos comprobables. El actual espectáculo de un 1714 imaginario, considerando esta fecha como el final de un inexistente Estado catalán independiente, es bien revelador. España contra Cataluña (1714-2014), título de un reciente congreso, no se sabe si mueve a risa o a pena. 
En cuarto lugar, desde sus comienzos, la Generalitat ha ejercido un estrecho control sobre la sociedad civil a través, primero, de su influencia en las asociaciones y fundaciones, colegios profesionales y centros de enseñanza; y, segundo, por la supeditación de los medios de comunicación públicos y el predominio sobre muchos medios privados. En este vasto campo, Jordi Pujol fue un auténtico maestro, conocía Cataluña palmo a palmo y no dudaba en premiar o castigar, nombrar o destituir, subvencionar o dejar en la miseria, dar permisos y concesiones o negarlas, a quienes estaban de su lado o en el lado contrario. En Cataluña ha habido unas redes clientelares y un sutil maccarthysmo que han inspirado miedo para así comprar y vender voluntades".



4 comentarios:

  1. Magnífico, como siempre, el artículo de Francesc de Carreras, que recomiendo leer completo. Todos hemos estado un poco ciegos durante muchos años ante este proceso, que en poco tiempo se ha acelerado exponencialmente, en buena medida ayudado por la patosería y desconocimiento de Cataluña de buena parte del PP y de casi todos sus dirigentes en el exterior (léase España). Sin olvidar que el propio Zapatero prometió una cosa que no podía cumplir (aunque él no lo sabía). Por cierto, últimamente empiezan a proliferar en El País artículos de la onda de este de Carreras. No sé que ocurre en otros diarios catalanes. Saludos a todos y a tomárselo con paciencia, que esto no ha hecho más que empezar.
    El Tapir

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    1. Es verdad, al principio estuvimos ciegos. La llegada de la democracia nos nubló un poco la mente para detectar ese lento proceso que puso en marcha el pujolismo.

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  2. Excelente artículo de principio a fin. Levanta el ánimo ver que aún no se ha perdido del todo la capacidad de analizar y razonar. Un artículo valiente y lúcido. Sí señor. En el que queda muy patente el proceder sibilino y jesuítico de algúnos sectores y estamentos.
    Por otra parte, una entiende que el fondo todos los nacionalismos se parecen, y mucho. Los mismos perros con distintos collares, decía Vicens Vives de algunas ideologías totalitarias de distinto signo. Y yo diría que aquí hasta los collares se parecen. Su gran valor es la Nación, sea cual sea. Hay otros valores para los que no somos patrioteros

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    1. Lo dice usted muy bien. Levanta el ánimo ver que hay alguien que conserva la capacidad de análisis y ha detectado "el proceder sibilino y jesuítico de algunos estamentos".

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