miércoles, 14 de mayo de 2014

El deber de persuadir

El triste trío enviado en abril por el Parlament de Catalunya a Madrit, con Artur Mas amb el cap sota la taula (clicar sobre la imagen), no tuvo un día brillante. O es que no dan más de sí. Ya nos dimos cuenta en su momento. Es lo que hay. Les salvó, sin embargo, que el  "primer espada" que les replicó... deu n´hi do! Tal para cual.

Turull, Rovira, Herrera, Rajoy y Artur Mas debajo de la mesa Joan Herrera: "Democracia es ajustar la legalidad a realidad y no hay demanda democrática que no tenga solución política".

Marta Rovira: "El país se nos derrite en las manos. No tenemos recursos. No podemos hacer nada. La democracia es votar. Lo hemos intentado todo. No nos quieren como somos, como nos sentimos, como soñamos…"

Jordi Turull: "Cataluña quiere protagonizar un ejercicio ejemplar de democracia. Quiere votar para decidir, y decidir para progresar y para tener un futuro mejor. Si se quiere se puede".

A Aurelio Arteta no le ha pasado desapercibido el pobre repertorio de aquella desafortunada excursión a Madrit.
Escribe Arteta, entre otras cosas:

Aurelio Arteta
[...]"De suerte que los representantes del pueblo catalán esparcieron ese día en el hemiciclo unas definiciones de democracia que avergonzarían a un ciudadano medianamente instruido. “Democracia es votar”, sentenció uno. Y votar es expresar preferencias acerca de una propuesta, en efecto, sólo que ese ejercicio no se libra a su vez de un examen democrático: ¿con qué grado de información verídica y de libertad se han formado y cuál es el grado de justicia de esas preferencias? Eso sin contar que los derechos fundamentales no están sujetos al voto de nadie, sino más bien protegidos frente a él. Otro dijo que “democracia es ajustar la legalidad a la realidad”, aunque no parece que el hallazgo vaya a entrar en la historia del pensamiento político. Pues si es cierto que periódicamente las leyes deben cambiar ante nuevas demandas sociales, más frecuente será que las conductas tengan que atenerse al marco legal. De lo contrario, habría hoy que consagrar legalmente la corrupción, la evasión fiscal y la violencia machista, a fin de ajustarse a nuestra miserable realidad. Entonces ¿para qué las leyes si hasta lo delictivo, en cuanto se extendiera, sería ya en democracia potencialmente legalizable?"


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